Para este juego se utilizan cartas de barajas usadas las cuales se parten por la mitad, se doblan y se meten los laterales de una dentro de la otra, de esta manera se convertían en los bufos.
Este juego consiste en dos partes:
Primero, se dibuja una raya en el suelo (la cual indica desde donde se debe tirar para arrimar los bufos a la pared); la distancia los bufos con la pared indica el orden de tirada y el jugador que más acerque el bufo a la pared es el primero que los lanzará al aire.
La segunda parte consiste en lanzar los bufos; los que caigan de cara se los queda el jugador que había lanzado mientras que los que caigan al revés permanecen en el juego para que los trate de conseguir el siguiente tirador.
Y así sucesivamente hasta que no quede ningún bufo en juego.
Una variantes de este juego recibía el nombre de «los chavos»
Este juego resulta muy parecido a Bufos, la diferencia es que se sustituían los bufos por chavos (monedas de época conocidas por su color negro, también conocidas como monedas de Negrín, quien fuese el presidente de la II República) por lo tanto, en el juego entraba el valor de las monedas y aunque se trataba de un valor simbólico (pues las monedas quedaron retiradas de la circulación durante el franquismo) este elemento hizo del juego algo bastante memorable.