Este es otro juego donde la imaginación cumplía un papel fundamental, si bien las muñecas de porcelana y de tela eran las más cotizadas (pero también las más caras) siempre se podía recurrir a la imaginación y el ingenio: Un saquito de tela relleno de otros trapos podía servir como cabeza, con unas cuantas hebras de lana para el pelo, los ojos dos botones viejos, la boca pintada, entre otros elementos que caracterizaban a la muñeca como bebé o de mayor edad.