Aunque solía comenzar dentro de las casas, este juego lleno de imaginación terminaba siendo un espectáculo en las calles, donde los niños se disfrazan de cualquier personaje que se les ocurriese para hacer teatros o recreando situaciones imaginarias.
Para crear los trajes, se recurren a prendas de los mayores o se hacían con telas, trapos, o cualquier objeto que pudiese servirles.